Bibl. Univ., Vol. IV, No. 2,abril-junio de 1989 Evaluación del trabajo: principios y prácticas |
|||||||||||
Geoffrey
Ford *Traducción
de Elda Mónica Guerrero
|
|||||||||||
Es
necesario evaluar el trabajo de las bibliotecas primero, porque una
biblioteca casi siempre obtiene su financiamiento de fuentes externas; segundo,
porque en las bibliotecas pueden tener lugar muchas actividades y es
necesario asignar recursos para reflejar las prioridades; tercero,
porque puede haber diversas formas de hacer el trabajo en una biblioteca.
Las bibliotecas son organizaciones económicas a las que hay que asignar
recursos con el objeto de acrecentar al máximo los beneficios que se
derivan de las actividades de la organización.
Esta declaración tan simple oculta un número de pasos lógicos
que pueden expresarse como una serie de preguntas:
El marco para la evaluaciónEl
análisis de los problemas de evaluación del trabajo de
Richard Orr nos da el marco esencial para juzgar el trabajo de una
biblioteca. Orr (l) ha
sugerido que los dos aspectos del servicio bibliotecario que necesitan
evaluarse son su calidad y su valor.
La calidad debe medirse en términos de la capacidad de la
biblioteca para satisfacer las necesidades de los usuarios a los que
intenta servir; y el valor se mide en términos de los beneficios
derivados de su uso, considerados por los que proporcionan el servicio. Orr
distingue también entre medidas directas y medidas indirectas, las cuales se basan en otros juicios que se supone
relacionados con los juicios principales.
En ausencia de un conocimiento claro sobre los vínculos entre
suministro y demanda de los servicios bibliotecarios (2,3) se requieren
medidas directas obtenidas mediante la observación de las acciones de los
usuarios (4). Podemos
identificar una serie de indicadores de ejecución: y estos
indicadores cambiarán en cada biblioteca a lo largo del tiempo, según
varíe la demanda, los recursos y los objetivos. Orr ha sugerido un número
de criterios para juzgar los indicadores de ejecución.
Evaluación
de la ejecución en la práctica
En
esta sección consideraré algunos indicadores a la luz de lo antes
expuesto concentrándome en dos aspectos básicos del servicio
bibliotecario: el suministro de documentos (incluyendo libros,
informes, y artículos de publicaciones seriadas en formato convencional,
microficha o medios electrónicos) y el suministro de información
en forma de respuesta a preguntas directas.
En la práctica se pueden distinguir diversos tipos de necesidades
de los usuarios, al evaluar el trabajo de la biblioteca (5). Suministro de documentos. La disponibilidad se define como la proporción de la demanda de documentos satisfecha en un periodo de tiempo determinado. En una biblioteca con estantería cerrada, esto puede medirse continuamente, pero en una biblioteca con estantería abierta será necesario utilizar una muestra de algún tipo de encuesta: durante un período de tiempo determinado, algunos o todos los usuarios de la biblioteca serán encuestados para registrar la identidad de todos los documentos que están buscando, y de su éxito en encontrarlos.
Utilizando este planteamiento varias bibliotecas han reportado disponibilidades que van de 36% a 72% (6). Este solo indicador puede utilizarse a nivel político, mientras está asociado con algún indicador de la demanda total. Como herramienta administrativa los componentes del indicador pueden analizarse para identificar las razones de la no disponibilidad de los documentos solicitados. Esto requiere que el personal de la biblioteca busque los materiales que los usuarios han reportado como no disponibles. Esta técnica fue utilizada por primera vez en 1967 (7) en una encuesta realizada en la Biblioteca de la Universidad de Birmingham y desde entonces en muchas otras partes. No
es común que las bibliotecas que han usado esta técnica la repitan, tal
vez por razones prácticas (ver más adelante).
Esto quiere decir que existe poca evidencia de confiabilidad en la
técnica en si misma. La
medición de la disponibilidad en un solo día no presenta una estimación
confiable del nivel normal a lo largo del año.
Si se dan cambios en las políticas, y se vuelve a medir la
disponibilidad un año, o más tiempo después, no tenemos forma de saber
si cualquier diferencia observada en el indicador está relacionada con el
cambio de la política o con las variaciones del azar.
La demanda cíclica puede tener un efecto manifiesto en uno de los
componentes del indicador (8). ¿Cómo hacer corresponder la disponibilidad
a nuestras preguntas? Pertinencia:
es
ciertamente el tipo de indicador que puede utilizarse para establecer
objetivos; no es seguro que una sola evaluación sea adecuada para juzgar
la ejecución. Utilidad:
los componentes del indicador ilustran fuentes de dificultad y sugieren
soluciones prácticas. Validez:
es probable que los usuarios y los
que proporcionan el servicio puedan entender el indicador y aceptarlo. Confiabilidad:
la técnica de evaluación es una encuesta social que utiliza
cuestionarios para ser completados. El
índice de respuesta necesita ser de cuando menos un 65% para que tengamos
confianza en los datos. Aspecto
comparativo:
si la medición se hace con frecuencia el indicador puede utilizarse para
controlar cambios de tiempo, y para comparar bibliotecas de tipos
similares. Aspecto
práctico:
en una base ocasional, la técnica es relativamente fácil de aplicar y no
desorganiza demasiado el tiempo de los usuarios.
Esto requiere el compromiso del personal de la biblioteca para
identificar las causas de la no disponibilidad en el momento de la
encuesta, y la provisión de suficientes recursos en personal para hacer
esto, puede interrumpir las actividades de rutina. Las encuestas de este
tipo repetidas con frecuencia requieren un cuidadoso muestreo. Resumiendo,
la Disponibilidad tiene ciertos atractivos como indicador de
calidad, aunque para ser utilizado con confianza la técnica necesita
repetirse frecuentemente, lo que crea problemas prácticos. Exposición
de documentos.
Esta se define como la cantidad de tiempo que ocupa un individuo buscando,
o escuchando un documento (como se define antes). Aunque
primero fue formulado por Hamburg y otros (9), este indicador se deriva de
una sugerencia de Meier (10), y dice que una medida de valor puede basarse
en la cantidad de tiempo que ocuparon los usuarios en un servicio. Este tiempo de exposición no se ha medido con frecuencia. Hamburg y otros, realizaron una encuesta en una muestra de usuarios de una biblioteca pública. En el momento en que los usuarios devolvían los libros les preguntaban sobre el tiempo de exposición, es decir algo así como una muestra retrospectiva que dependía de la memoria de los usuarios. La Unidad Lancaster de Bibliotecas de Investigación intentó un planteamiento diferente: dio una tarjeta a los usuarios en el momento en que tomaban un libro en préstamo, y les pidió que anotaran en la tarjeta el tiempo que empleaban utilizando el libro y que entregaran esta tarjeta con el libro al efectuar su devolución. Hamburg señala un promedio de 2.25 horas por libro (pero no indica si éste es el promedio de distribución normal); nos parece que aparentemente la exposición aumentaba exponencialmente con el tiempo de retención, con un tiempo promedio de 2.5 horas. ¿Cómo
hacer corresponder este indicador a nuestros criterios? Pertinencia:
el tiempo es una medida adecuada de valor y se pueden utilizar las mismas
unidades al medir el valor de otros servicios bibliotecarios, por lo que
pueden compararse valores relativos de diferentes servicios. Utilidad:
el análisis de la exposición de documentos en relación al tiempo que
los usuarios retienen los libros en préstamo, puede ser de ayuda cuando
se establezcan periodos de préstamo. Validez:
los que proporcionan el servicio pueden no estar muy seguros de que el
tiempo es una medida de valor, en este caso requerirán mayor capacitación. Confiabilidad:
existe poca evidencia para juzgar que tan honestos son los usuarios al
anotar la exposición de los documentos, aunque por las cifras anotadas
antes se deduce que los usuarios en su conjunto no falsifican sus
registros, es más probable que ellos olviden registrar los tiempos, por
lo que este indicador subestimará el valor real. Aspecto
comparativo:
es posible usar este indicador con fines comparativos para mostrar los
efectos de las diferentes políticas. Aspecto
práctico:
la compilación de datos puede ser relativamente simple, aunque requiere
la cooperación del usuario y la atención por parte del personal de la
biblioteca cuando se devuelvan los libros. En
resumen, la Exposición de los documentos parece ser un buen
indicador de valor, aunque su validez en el contexto de la asignación de
fondos a la biblioteca todavía está por considerarse. Suministro
de información.
La habilidad de una biblioteca para proporcionar información por contacto
directo entre personal de la biblioteca y usuarios (posiblemente en un
escritorio de información), puede evaluarse por medio del Índice de
éxito al responder una pregunta.
Para esto puede usarse la técnica de prueba discreta.
Para este método, se prepara una muestra de preguntas y se dan de
manera anónima al personal de la biblioteca. Williams (11) realizó este
tipo de prueba en un cierto número de bibliotecas y reexaminó las
primeras pruebas. Utilizando
nuestros criterios para juzgar las evaluaciones encontramos: Pertinencia:
el indicador nos da una cifra del porcentaje del índice de éxito al
responder preguntas actuales y combina tres elementos: los conocimientos
del personal, la disponibilidad de fuentes de referencia y la habilidad
del personal para encontrar las respuestas correctas.
Esto es una medida de la calidad del servicio. Utilidad:
al
juzgar la precisión de las respuestas puede ser posible identificar la
fuente de error y con ello identificar las áreas donde pueden hacerse
mejoras. Validez:
si los usuarios de una biblioteca obtienen respuestas a preguntas que
subsecuentemente prueban ser incorrectas, la reputación de la biblioteca
se verá afectada, y su calidad de servicio será considerado como malo.
Esta es una medida válida. Confiabilidad:
ésta depende de la forma como estén planteadas las preguntas, por lo que
es necesaria alguna forma de control.
Durante un período suficiente de tiempo deben plantearse un buen número
de preguntas para garantizar que las variaciones debidas a los horarios,
etcétera, se cubren adecuadamente. Aspecto
comparativo: parece que este indicador puede utilizarse en la forma
comparativa usual. Aspecto
práctico:
parece que este indicador, si se mide en un cierto número de bibliotecas
al mismo tiempo, es relativamente económico. En resumen, el indicador Índice
de éxito al responder una pregunta, parece ser un indicador útil de
la calidad del servicio. Indicadores
generales de calidad y de valor.
Ciertos tipos de indicador son
aplicables a más de un aspecto del servicio bibliotecario.
Un indicador general de calidad es la Puntualidad, que
podemos definir como la proporción de demandas que son realizadas a
tiempo para satisfacer una necesidad original.
Este debe distinguirse del tiempo de entrega que es una
medida indirecta, posiblemente relacionada con la puntualidad: los
componentes del tiempo de entrega pueden estar sujetos a una alteración
de tiempo por causas administrativas.
Un indicador general de valor es la satisfacción del usuario,
definida como la proporción de usuarios cuyas necesidades fueron
satisfechas por el uso de un determinado servicio. Ambos indicadores
pueden deducirse sólo como resultado de una encuesta a los usuarios, y
conozco muy pocos ejemplos de su uso en la práctica.
Ciertos aspectos del suministro de documentos y de la provisión de
información se han examinado utilizando estos dos indicadores generales
(12,13). ReferenciasOrr,
R.H. "Measuring Goodness of Library Services: A General Framework for
Considering Quantitative Measures". Journal of Documentation
29:315-322 (1973) Buckland,
M.K. Book Availability and the Library User.
New York: Pergamon, 1975, pp. 109-131. Hindle,
A. "A Theoretical Note Concerning the Adaptivity of Demand for
Library Documents”. Journal of Documentation 33:305-308 (1977). Orr,
R.H. "The Scientist as Information Processor: A Conceptual Model
illustrated with Data on Variables Related to Library Utilization.
In Nelson, C.E. and D.K. Pollock.
Communication among Scientist and Engineers. Lexington, Mass.: D.C. Heath, 1970, pp. 143-189. Ford,
G. User Studies: An Introductory Guide and Bibliography.
Sheffield: Centre for Research on user Studies. 1977.
Ver pp.38-40. Revill,
D.H. "Availability" As a Performance Measure for Academic
Libraries". Journal of
Librarianship 19 : 14-30 (1987). Vickery,
B.C. et al. "Report on
surveys carried out in 1964 on the use of the library”.
In: University Grants Committee.
Report of the Commission on Libraries. London:
H.M.S.O.,1967, pp. 213-228. Llinas,
J. and E.T. O'Neill. "The Effect of Cyclic Demand on Book
Availability" Proceedings of the ASIS 10: 123-124 (1973). Hamburg,
M. et al. "Library Objectives and Performance Measures and Use in
Decision Making". Library
Quarterly 42: 107-128 (1972). Meier,
R.L. "Efficiency Criteria for the Operation of Large Libraries". Library Quarterly 42: 107-128 (1972). Williams,
R. “An Unobstrusive Survey of Academic Library References Services".
Library and Information Research News 10 (37/38): 12-40. Stone,
S. "Quality Control in Interlibrary Loan Services: Some User
Perspective". Ford, G. Interlibrary Lending: Practice. Politics and
Prospects. London : Rosendale, 1984, pp. 53-73. Blagden,
J. Do We Really Need Libraries? New York: Saur, 1980, pp. 11-140 Sobre
el autor. Geoffrey Ford es Subdirector de
la Biblioteca de la Universidad de Southampton, Highfield, Southampton SO9
5 NH, Gran Bretaña. IFLA Journal Vol. 15 (1989) 1 UNAM. Dirección General de Bibliotecas Ciudad Universitaria México, D. F. |