Palabras pronunciadas por el Lic. Carlos Salinas de Gortari, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos


Sr. Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México;
Autoridades Universitarias;
Maestros, Investigadores y Estudiantes;
Distinguidos Miembros de otros Centros Académicos;
Amigos Universitarios:

Es para mí un motivo de gran satisfacción tener la oportunidad de intercambiar ideas acerca del importante papel de las bibliotecas en el desarrollo intelectual y profesional de los estudiantes de nuestro país, en las oportunidades para acceder a una mejor formación y sin duda al de la lectura, pero sobre todo en lo referente a la importancia de las universidades públicas en el desarrollo de nuestra nación.

El compromiso que el Gobierno ha asumido hacia el desarrollo de la educación superior impone estar atento a las necesidades y preocupaciones que enfrentan las universidades para la prestación de estos servicios. No puede haber buenos estudiantes sin buenas bibliotecas.

La UNAM, nuestra Máxima Casa de Estudios, tiene bajo su responsabilidad la formación profesional de más de 300 mil estudiantes divididos en los distintos programas que ella tiene establecidos.

No hace falta destacar aquí el papel central que juegan estos centros de la cultura que son las bibliotecas universitarias para las formaciones de docencia y aprendizaje, así como para las de investigación y sin lugar a dudas para la protección del patrimonio cultural de nuestro país.

Las bibliotecas, lo sabemos, no son ni museos ni simples almacenes de libros; son lugares donde se conserva y se concentra el conocimiento acumulado de muchos siglos y que, como bien decía don Justo Sierra, debe ser puesto al alcance de todos los ciudadanos; ésta - continuaba- es una exigencia legal y política de todo país de instituciones democráticas.

Celebro el esfuerzo que han venido realizando las autoridades universitarias en el proceso de modernización de estos centros de acumulación de la cultura. Los tiempos que vivimos requieren que sean funcionales, prácticos y de servicio expedito, con los instrumentos de automatización e informática que los proyecte al futuro y respetando siempre su naturaleza y objeto.

El libro sin lugar a dudas es perecedero, hay que cuidarlo con gran dedicación. La modernización de las bibliotecas implica adoptar nuevas ideas y procedimientos, pero conservando al mismo tiempo sus características distintivas; deben ser sobre todo lugares que estimulen, inviten al trabajo y a la reflexión o, como bien dijo Vasconcelos, casas de información como de lectura.

Nuestro país tiene la tradición cultural bibliotecaria más antigua del continente Americano; fue el primero que contó con una biblioteca formalmente establecida, donde muy pronto se introdujo la imprenta; tenemos el orgullo de contar con la primera universidad del continente y el primero en que se publicó una bibliografía nacional. Todo ello lo ha convertido en el proceder de las bibliotecas más grandes y valiosas en hispanoamérica.

Las bibliotecas científicas, de creación más recientes como aquí se nos hizo saber, en el caso de la Facultad de Ciencias, tiene el reto cotidiano de mantenerse actualizadas, sobre todo mediante el mantenimiento de numerosas suscripciones a revistas especializadas del país y del exterior para no quedar rezagadas ante los últimos descubrimientos y aportaciones científicas.

Sabemos el enorme esfuerzo que significa mantener una biblioteca, un centro de cultura y acopio del conocimiento funcionando adecuadamente. Esta tarea de clasificación, los problemas de adquisición, la permanente labor de restauración y sobre todo el ofrecer cada vez un mejor servicio a los estudiantes e investigadores.

Conocemos el problema de espacio que tarde o temprano enfrentan todas las bibliotecas. Asimismo, somos conscientes del nivel de capacitación y especialización que requiere el personal que labora en ellas.

Me alienta mucho el constatar que las bibliotecas principales del país están en manos de gente capacitada y responsable para su manejo. Si a la Universidad Nacional Autónoma de México se le confía la educación de buena parte de los jóvenes del país, con la misma seguridad la nación le confió la administración y manejo de nuestra Biblioteca Nacional. Ambos, jóvenes y libros, son sin duda de nuestros principales tesoros nacionales.

Amigos Universitarios:

Yo he notado y recogido con gran interés lo que aquí se ha planteado. Comparto con ustedes la convicción de que si desde 1867 nuestra Biblioteca Nacional fue depositaria del patrimonio bibliográfico de todo el país, necesitamos conservar de manera adecuada éste que es un tesoro de los mexicanos y orgullo de los universitarios, y sobre todo para poder mantener lo que ha sido siempre su espíritu: el libre acceso a toda persona que lo desee.

Me parece preocupante, por decir lo menos, que más de 250 mil volúmenes estén en edificios precarios e incluso alrededor de 50 mil de ellos en cajas. Así no puede haber acceso de los jóvenes, de los investigadores o de los maestros al conocimiento que a lo largo de la historia se ha consolidado en nuestra nación.

Por eso es que comparto con ustedes, como universitario y como Presidente de la República, el interés porque nuestra Biblioteca Nacional cuente con esa instalación adecuada para cumplir la función trascendente que tiene encomendada.

Aquí el señor Rector, las autoridades de la Biblioteca Nacional han señalado cuáles son sus requerimientos en términos de espacio del nuevo edificio que tiene que construirse y el costo del mismo. Este asciende a 12 mil 200 millones de pesos.

El señor Rector me ha comentado que están listos los planes correspondientes, el terreno y además el ánimo de los universitarios, y de contarse con los recursos podría concluirse este edificio hacia finales del presente año.

Quiero comunicarles que dentro del Gobierno Federal hemos hecho un análisis de partidas y de disponibilidad de recursos, pero sobre todo de la fundamentación de esta sentida petición de nuestra Universidad. El presupuesto federal aportará los 12 mil 200 millones de pesos que se requieren este año. Contaremos los universitarios con este nuevo edificio de nuestra Biblioteca Nacional.

De igual manera comprendo la importancia que para la Facultad de Ciencias significa el contar con este espacio de recreación del conocimiento y de ampliación de la cultura, que es su biblioteca.

Sé que alumnos y ex-alumnos, de la propia Facultad de Ciencias, han conformado comités y promovido la obtención de recursos para la construcción de este espacio educativo, su costo es casi equivalente al del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional; su término de construcción un poco más largo, alrededor de 18 meses.

Yo los invito a que podamos reunirnos para evaluar los pasos que alumnos y ex-alumnos de la propia Facultad de Ciencias han dado para la obtención de estos fondos. Sin embargo, me parece indispensable iniciar los trabajos de la construcción de la misma. Por eso el Gobierno Federal aportará de inmediato 3 mil millones de pesos para iniciar esos trabajos y asegurarnos que se concluirán en el tiempo preestablecido.

Quiero comentar con ustedes que estos recursos son en adición a los ya comprometidos en el presupuesto federal para la Universidad Nacional Autónoma de México.

Yo estoy convencido que las universidades públicas son no sólo centros de excelencia, sino también de movilidad social, es decir, parte medular del propósito de justicia de nuestra Nación. Por eso reitero el compromiso del Gobierno de la República para apoyar a las universidades públicas de nuestro país, en especial, por qué no, a nuestra universidad, a la Universidad Nacional Autónoma de México, nuestra Alma Mater.

Mantendremos la canalización de recursos a la UNAM. En 1990 los apoyos federales a la Universidad Nacional Autónoma de México crecieron 7 por ciento en términos reales; en 1991, 10.6 por ciento en términos reales, y en 1992 crecerán 14.2 por ciento en términos reales.

Este año, subsidios y transferencias a la Universidad Nacional Autónoma de México, alcanzarán 2 millones de millones de pesos, es decir, un monto equivalente a toda la inversión física que realiza el Sector Público para la educación en nuestro país.

Estoy convencido de la necesidad de mantener este apoyo a nuestras universidades públicas, y en especial a la UNAM, además de seguir acrecentándolo cada año, como lo hemos hecho en términos reales en los años anteriores. El Gobierno seguirá apoyando a la Universidad Nacional Autónoma de México, porque sabemos que la Universidad tiene un compromiso de excelencia académica y de inserción de sus actividades en el desarrollo integral de nuestra patria. Respetando su autonomía mantendremos la promoción de las universidades públicas a lo largo de nuestra patria.