Palabras pronunciadas por el Dr. José Sarukhán Kérmez, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México Lic. Carlos Salinas de Gortari, Esta reunión que los universitarios agradecemos al Presidente de México tiene varios propósitos: de una parte llamar la atención sobre proyectos de la mayor significación para la; Universidad y consecuentemente para el país y por la otra ratificar el compromiso que la propia Universidad Nacional Autónoma de México mantiene frente a la sociedad mexicana al ser depositaria de distintos proyectos de alcance nacional como lo es precisamente la Biblioteca Nacional. Los planteamientos de auxilio que hemos formulado al jefe del Estado mexicano muestran la madurez de una institución - que segura de sí misma y confiada en las instancias institucionales- plantea la necesidad de apoyo sin que esto mengue su solidez, autonomía e independencia y constituye además un acto de responsabilidad social, pues no se rehusa el compromiso sino se intentan caminos para ejercer de mejor manera la función encomendada. La libertad de la Universidad, que garantizan las leyes, ha permitido que, la Institución soporte con holgura la noble tarea de ser depositaria de valores culturales de la sociedad mexicana. Esta función excelsa ha llegado a ser nota característica del existir universitario. Nada justificaría que la Universidad no cumpliera con la responsabilidad que el país le ha conferido y por ello consideramos esta reunión como una muestra más de la confianza ganada. Se acude a la generosidad del gobernante, se apela también a su sentido republicano y nacionalista y se reconoce además, su propia calidad de universitarios, Este es un asunto de los universitarios que interesa a la Nación. La sociedad mexicana le ha conferido a la Universidad el privilegio de ser la formadora de la conciencia intelectual del país y la institución que preserva y acrecenta los valores culturales de todos los mexicanos. El carácter nacional de la Institución no deviene únicamente de su enorme presencia en prácticamente todas las entidades federativas del país, sino que la Universidad es nacional porque los problemas y los avances nacionales también lo son de la Universidad y los problemas de la Universidad son del interés de la Nación. La Universidad es nacional en tanto el Estado mismo le confiera y le refrende proyectos de dimensión nacional, como es el relativo a la integración del repositorio bibliohemerográfico nacional y a la integración del fondo reservado de nuestra Biblioteca Nacional. He señalado en múltiples ocasiones que la Universidad es el proyecto cultural más importante que ha logrado nuestro país en este siglo. Esta es mi convicción y lema. El proyecto universitario ha sido concurrente con la inveterada aspiración de los mexicanos de ser cada vez mejores, de ir en busca de la excelencia. Uno de los proyectos que hoy nos congrega - la edificación del inmueble para resguardar el fondo reservado de la Biblioteca Nacional- revela esta múltiple característica de concurrencia entre las aspiraciones nacionales, el interés y la responsabilidad de nuestro gobierno de preservar y acrecentar los bienes culturales de la nación y el interés de la Institución por un proyecto de gran aliento nacional como es la consolidación de la Biblioteca Nacional. Biblioteca que la historia aconseja deba quedar siempre ligada a la Universidad. La atención y cuidado de las bibliotecas nacionales es de tal relevancia que en otros países se confiere a órganos creados exprofeso para tal función, como son los ejemplos de algunas bibliotecas nacionales de Europa, o bien como ha sido la experiencia de otros países que han confiado la tarea de integrar y administrar su biblioteca nacional a un órgano que represente a la soberanía popular, para que sea así, el propio poder legislativo, el órgano parlamentario el que reciba en depósito el acervo bibliográfico de una nación. En nuestro país esta responsabilidad le ha sido conferida a la Universidad Nacional y tal circunstancia histórica constituye un compromiso renovado de los universitarios con su país. La UNAM recibió de la Nación la custodia de la Biblioteca Nacional en 1929, en ocasión del decreto de la autonomía universitaria y en virtud de que el gobierno que confirió la autonomía conocía la historia de la Biblioteca Nacional y por ello la puso bajo el amparo de la Universidad. La Biblioteca Nacional fue confiada a la UNAM y creemos que la Institución ha sido merecedora de la confianza depositada. A pesar de las crisis económicas y de las restricciones temporales, la coincidencia de propósitos ha hecho posible que una institución como la Biblioteca Nacional, haya modernizado sus técnicas, y se mantenga al día para seguir impulsando grandes proyectos que rebasan la actitud intramuros para confirmar el carácter nacional de nuestra Institución. La Universidad Nacional no es un adjetivo sino sustancia misma. Esa es su vocación, pues depositaria de una parte significativa del patrimonio cultural, es la curadora de tal patrimonio en el sentido etimológico, por cuanto a que cuida; lo es también en el derivado en tanto que preserva, restaura y amplía y lo es en el sentido forense, por cuanto a que defiende y recupera. El patrimonio cultural del cual ha sido encargada de cuidar y engrandecer no se limita a sus acervos bibliográficos, ya cercanos a los 5 millones de libros ni a sus tesoros artísticos. Cubre también en la Universidad, el conocimiento sistematizado y su resguardo en colecciones nacionales, de la flora y faunas mexicanas que son las más grandes e importantes del país y en el caso del Herbario Nacional, las más importantes del mundo bajo un solo techo institucional. Por cierto estas colecciones también se encuentran en condiciones de espacio dramáticos que ponen en peligro su seguridad. Lo mismo podemos decir de las colecciones paleontológicas nacionales, de minerales, la filmoteca universitaria y los acervos de material gráfico sobre patrimonio artístico del país que son los más importantes de Latinoamérica. Vista de esta manera, la UNAM juega para México un papel equivalente al de la Biblioteca del Congreso y el Instituto Smithsoniano de nuestro país vecino del norte. Para ampliar estas tareas, la UNAM requiere del apoyo del gobierno mexicano. Lo requiere para estos proyectos como para todos los demás que configuran sus fines y objetivos. No obstante, las dinámicas presupuestales están diseñadas para atender los requerimientos corrientes y en este sentido la Institución reconoce y valora la asignación de subsidios anuales y ampliaciones que le permiten cumplir dignamente, como la sociedad merece, con sus fines y objetivos. Existen proyectos como el que hoy nos congrega - la construcción de dos bibliotecas fundamentales para el que hacer de la institución- en que parecería conveniente encontrar alguna fórmula de apoyo adicional para proyectos no menos necesarios que los de las rutinas presupuestales, y que son de gran aliento y alcance, dado su carácter nacional particularmente el de uno de ellos. La Facultad de Ciencias es la formadora de los mejores científicos - y en mayor número- del país. Se verá beneficiada en su función, sustancialmente mejorada, al contar con una infraestructura bibliotecaria adecuada de la que carece actualmente. No habrá buena enseñanza, ni buen aprendizaje si no hay buenas y eficientes bibliotecas. Por ello, señor Presidente, la trascendencia de su interés en estos proyectos. La construcción del edificio de los fondos bibliográficos y hemerográficos nacionales, manteniendo como sede a la Biblioteca Nacional, permitirá consolidar a nuestra Institución como una de las instituciones iberoamericanas más significativas desde la perspectiva bibliográfica. El auxilio a la Universidad Nacional Autónoma de México permitirá hacer realidad el viejo sueño acariciado por Valentín Gómez Farías y José María Luis Mora en 1833, por Salas y José María Lafragua en 1846, por Ignacio Comonfort y José Fernando Ramírez en 1856, por Benito Juárez en 1867. Este sueño de los liberales mexicanos del siglo XIX, será también el sueño de los jóvenes mexicanos del siglo XXI que encontrarán en, los apoyos de cómputo y en las más modernas técnicas de bibliotecología, los libros que les informen del pasado histórico ejemplar de nuestra Nación. SEÑOR PRESIDENTE Quiero expresar a Usted nuevamente mi agradecimiento por su especial interés y sensibilidad por las necesidades justificadas de nuestra Institución al haber abierto la residencia de Los Pinos a esta porción de la Comunidad Universitaria y al escuchar sus planteamientos. De igual manera, debo expresar un reconocimiento por el interés permanentemente mostrado por el Secretario de Educación Pública. La Universidad responderá como lo sabe hacer con responsabilidad y con reconocido entusiasmo por el cumplimiento de la tarea educativa que la sociedad le ha encargado en el nivel de la calidad que las actuales circunstancias demandan. Muchas gracias. |