*La charla se llevó a cabo en el marco de la Fiesta del Libro y la Rosa

El escritor y poeta Fabio Morábito acudió complacido a la invitación que le hizo la Dirección General de Bibliotecas para charlar con el joven egresado de la Facultad de Psicología Alberto Isaac López sobre su más reciente obra: “El lector a domicilio”, justo en el marco de la Fiesta del Libro y la Rosa, que en palabras de Alberto Isaac es una novela cuya beta poética está recubierta de prosa, pero más bien resulta ser un viaje largo hacia la lectura aventurada de la poesía, como si fuera un lugar de refugio y salvación, o quizás una especie de escucha de uno mismo, en una sociedad que al parecer hace todo lo que está en sus manos para mantenernos solos, o aislados de los demás.

 

Alberto Isaac López (izq.) y Fabio Morábito (der.).
Alberto Isaac López (izq.) y Fabio Morábito (der.).

 

Eduardo, el personaje principal de la novela, es un reflejo concreto de esta situación, pues es un hombre que está a punto de cumplir los 35 años pero que aún vive en casa de su padre; no tiene amigos y por ciertas circunstancias se ve involucrado en un delito menor que lo obliga a desarrollar un servicio comunitario, un tanto peculiar, porque consiste en leer en voz alta en siete domicilios diferentes, habitados por personajes que se caracterizan por estar en desventaja o marginación social.

“Se trata de personas de edad avanzada que viven en soledad, o con discapacidades físicas, como el caso de una mujer madura y hermosa que utiliza una silla de ruedas para poder desplazarse, o el de una familia que obliga a sus hijos a hacerse pasar por sordos. Otro caso más es el de un coronel que tiene muy mal carácter, al cual le gusta que Eduardo le lea en voz alta porque le provoca aburrimiento y sueño.”

En cuanto al escenario donde se desarrollan los hechos, Fabio decidió que fuera la ciudad de Cuernavaca, la cual resulta un lugar que encaja muy bien con la historia de los personajes, porque en esa ciudad los vecinos viven aislados en sus grandes residencias y no practican la convivencia vecinal.

Ante esta situación, Alberto López le preguntó a Fabio por el motivo que lo llevó a construir de esta forma la novela, y por el motivo de hacer de la lectura un oficio. A lo cual el escritor respondió que no fue un acto planeado, que la historia la fue desarrollando sobre la marcha, y al ir avanzando en ella pensó que ésta daba para una historia digna de contarse, porque a través de la lectura en voz alta que realiza Eduardo le permite involucrarse con diversos personajes e incursionar en sus vidas privadas, en sus diversas costumbres, sus actividades estacionadas en el tedio de lo cotidiano, y en sus mundos alimentados por la superficialidad.

“Pero esto no es todo, hay un factor central en la novela, en el cual, a pesar de que Eduardo posee una bella voz, no se involucra con lo que lee, lo hace de forma mecánica, ni siquiera lo entiende. Y paradójicamente esto es lo que lo lleva a cambiar su vida, porque sus escuchas se burlan de él, solamente lo utilizan como un acompañante, alguien quien les hace un poco menos tediosa su existencia porque rompe su rutina.”

En este sentido, uno de los momentos claves para que Eduardo empiece a tomar conciencia de su oficio, fue cuando uno de los ancianos hermanos Jiménez, le dice a Eduardo, con una actitud molesta, que es un mal lector, que no se fija en lo que lee y no transmite nada a los demás a pesar de contar con una maravillosa voz.

Pero el momento culminante de su transformación es cuando en una ocasión al estar leyendo para la bella Margo Benítez, la mujer madura que vive postrada en una silla de ruedas, le dice de una forma más dulce que no sabe leer porque no sabe escuchar, que es un hombre que vive ensimismado, como en una especie de burbuja.

Esto fue como si hubieran despertado a Eduardo de un sueño profundo, porque precisamente en esa ocasión escogió para leer un poema de Isabel Fraire que habla sobre la piel, y casualmente, Isabel era la poeta favorita de su padre. Esa fue la primera ocasión que Eduardo leyó con pasión, y fue reconocido por Margo Benítez.

Fue como un acto de reflexión, que ayudó a Eduardo a descubrir la clave para que aprendiera la importancia de la lectura en su vida, y el camino para poder entender de otra forma el mundo. Y no es que fuera un gran lector de poesía, pero fue una forma de introducirse en ella y darle sentido a su vida.

 

Fabio Morábito.
Fabio Morábito.

 

Al respecto, Alberto López señaló que la obra de Fabio Morábito nos habla de la soledad, de la vejez, del abandono, del amor, pero con un profundo toque poético, porque Fabio sabe interpretar la realidad de otra forma. Donde los lugares u objetos comunes son llevados al espacio poético y por lo tanto adquieren otra dimensión. Un ejemplo de ello son los columpios a los que Morábito solía llevar a su pequeño hijo, y bajo su óptica los llevó a uno de sus poemas transformando algo tan común en un objeto sublime que nos remite a nuestra niñez.

Por último, Fabio Morábito leyó en voz alta un poema de Isabel Fraire, a la cual dijo haber conocido en persona, e indicó que a pesar de que fue una mujer que nunca hizo el menor intento por saltar a la fama fue una destacada poeta.

Cabe señalar que Fabio Morábito es un poeta, ensayista y narrador nacido en Egipto, pero con nacionalidad italiana, posteriormente radicado en México desde los 15 años de edad. Y, a pesar de que su lengua materna es italiana, toda su obra ha sido producida en español. Ganador del Premio “Xavier Villaurrutia de escritores para escritores 2018” por la originalidad de dicha novela.

Nota: Ma. del Rosario Rodríguez León
Fotos: Julio Zetter Leal