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Una vez más, en la edición del V Foro Virtual Agenda 2030: “Acceso a la Información a través de los ODS”, encabezada por la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI), se contó con la valiosa colaboración de diversas entidades académicas y profesionales, tanto universitarias como externas: la Biblioteca Nacional de México, el Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, el Posgrado en Bibliotecología y Estudios de la Información, el Colegio de Bibliotecología y Archivología de la Facultad de Filosofía y Letras, la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, el Colegio Nacional de Bibliotecarios y el Consejo Nacional para Asuntos Bibliotecarios de Instituciones de Educación Superior, quienes hicieron posible la realización de este evento que cada año reúne a un grupo de especialistas para compartir y difundir las iniciativas y acciones que están llevando a cabo los sectores bibliotecarios, las asociaciones e instituciones educativas y de investigación del campo bibliotecológico y de la información, encaminadas a contribuir a forjar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

En este sentido, la directora general de la DGBSDI, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, acompañada de forma virtual por los integrantes del comité organizador, inauguró el foro y agradeció a todas las personas que participaron en este, e indicó que el alcance del evento ha rebasado las fronteras de las bibliotecas, dando la oportunidad de identificar los desafíos y oportunidades para compartir experiencias y acciones para el logro de los ODS.

Resaltó la importancia del Objetivo 16, específicamente la Meta 16, que tiene que ver con el acceso público a la información y otros objetivos y metas que se van vinculando con este, como son: el Objetivo 4 Educación de Calidad; el Objetivo 9 Industria, Innovación e Infraestructura; el Objetivo 11 Ciudades y Comunidades Sostenibles y el Objetivo 17 Alianzas para lograr los Objetivos, entre otros más. Todos encaminados a construir alianzas hacia el 2030, y asumir el compromiso con las futuras generaciones.

Enseguida, le fue cedida la palabra a la magíster Jeimy Esperanza Hernández Toscano, colaboradora del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina, para que dictara su conferencia magistral titulada “Deuda histórica y justicia social: transformando el orden de prioridades en las bibliotecas y su lugar en el mundo”, en la cual señaló que la Agenda 2030 enfatiza la búsqueda de mayores condiciones de equidad e igualdad para todas las personas en el mundo, sin importar su condición social, ni pertenencia étnica, o afiliación política, entre otros aspectos.

“En este sentido, cuando se habla de equidad, se habla de ejercer los derechos humanos y acceder a la información, pues esta última habilita a los individuos para poder ejercer sus derechos y estar en la posibilidad de poder cumplir los 17 ODS. Por tal motivo, el acceso a la información es una condición básica para que cualquier persona esté en la posibilidad de lograr dicho desarrollo sostenible, y obtener su máximo potencial en términos educativos, de colaboración y de desarrollo económico”.

Resaltó que a partir de la crisis sanitaria se notó un retraso en el cumplimiento de los ODS, y como consecuencia, se podría fracasar en la Agenda 2030, en caso de no acelerar las acciones para su cumplimiento en los próximos ocho años.

“Antes de la pandemia se contaba con varios indicadores que mostraban los avances presentados por los países sobre los ODS, y junto a ellos, un llamado de alerta realizado por las Naciones Unidas al resaltar el rezago que se tenía en unos objetivos más que en otros. En este sentido, los bibliotecarios, como actores del ecosistema del libro, de la lectura y de las bibliotecas, tienen la obligación de actuar rápidamente y acelerar sus acciones frente a un cambio tan radical en el mundo; por lo tanto, las bibliotecas también requieren un cambio”.

 Añadió que los integrantes del sector bibliotecario no pueden seguir siendo los mismos, ni tampoco pueden seguir ofreciendo los mismos servicios en la forma en que se proporcionaban antes de que la pandemia convulsionara al mundo.

“Lo que hacemos las bibliotecas, el lenguaje que utilizamos, la comunicación que tenemos con nuestras comunidades, nuestras decisiones, las propuestas alrededor de la lectura, el acceso a la información y el acondicionamiento de los espacios, son aspectos que están hablando de esa posibilidad de que las personas puedan ejercer sus derechos e inclusión social”.

Jeimy Esperanza Hernández enfatizó que la biblioteca también tiene que jugar un rol activo para apoyar a la comunidad -no sólo en el acceso a la información- para que pueda solventar la gran barrera que implica la alfabetización digital, pues menos del 40% de la población reporta tener habilidades digitales.

Lo anterior lo relacionó con el crecimiento exponencial de la lectura digital en español -aproximadamente en un 37% a nivel global generado por la pandemia, así como por el acelerado crecimiento en la digitalización de los servicios bibliotecarios, de los ambientes híbridos de aprendizaje y trabajo, el Big Data, el Internet de las cosas y la inteligencia artificial, por citar algunos factores que obligan al individuo a desarrollar habilidades digitales para hacer frente a todos estos cambios tecnológicos.

Por último, mencionó que la biblioteca debe asumir una acción política ante las diversas problemáticas del medio ambiente, la violación de los derechos humanos, la delincuencia, la explotación infantil y la violencia de género, entre otras cuestiones que han acrecentado una serie de problemas entre las comunidades, y que tienen que ser trabajados desde las bibliotecas en beneficio de las diversas comunidades.

Por otro lado, para la presentación de la mesa de trabajo denominada “Acceso al patrimonio bibliográfico: “Catálogo colectivo bibliotecas patrimoniales de México”, se contó con la participación del director de la Biblioteca Nacional de México (BNM), doctor Pablo Mora Pérez-Tejada, quien señaló que el catálogo es una iniciativa muy concreta, que entre otras cosas, tiene la intención de crear una conciencia patrimonial dentro de los principios de la sustentabilidad y la participación de las bibliotecas mediante iniciativas muy específicas. Aclaró que es un instrumento de registros bibliográficos de las bibliotecas patrimoniales y un primer intento por difundir el patrimonio documental y cultural que resguardan las bibliotecas patrimoniales mexicanas, correspondiente a los siglos XVI al XVIII, pero con la idea de integrar también el siglo XIX.

“Con este tipo de foros e iniciativas se busca fortalecer una de las preocupaciones de las bibliotecas, particularmente de las bibliotecas patrimoniales -no solamente las universitarias-, que es la de difundir su patrimonio documental, así como la vinculación de sus fondos documentales. Por ejemplo, en la UNAM se cuenta con varios fondos antiguos que son importantes para su difusión. Particularmente, ya hay una colección que se va a ir integrando a este catálogo, concretamente se comenzó con el siglo XVII, para difundir los objetos y registros que ya están digitalizados impresos en México y en otros lugares del mundo, porque repercute en la necesidad de consultar fuentes confiables, registradas con estándares internacionales y exentos de derechos de autor”.

Finalmente, dijo que la idea es crear una cartografía para que la población pueda acceder a esta riqueza patrimonial, de la cual actualmente se tienen 13 537 registros gracias a la contribución de ocho bibliotecas, más las que se vayan sumando en un futuro.

Enseguida, tomó la palabra el doctor Filiberto Felipe Martínez Arellano coordinador de la BNM, quien expuso lo que la biblioteca está realizando para contribuir al desarrollo de los ODS, e indicó que el proyecto antes mencionado se enmarca dentro del Objetivo 11 Ciudades y Comunidades Sostenibles; particularmente, es una contribución a la Meta 11.4 de este objetivo, que busca redoblar esfuerzos para proteger y resguardar el patrimonio cultural natural del mundo.

“Pues a través del registro de este patrimonio documental y su difusión en diversos medios nos permite entender el desarrollo de nuestra sociedad. Y a través del conocimiento de ese patrimonio se fortalecen las comunidades y a el desarrollo sostenible. Justo en este marco se desarrolló el catálogo”.

Abundó en ello, al decir que uno de los grandes retos a los cuales se enfrentaron para hacer el catálogo, fue la gran diversidad de descripciones que cada una de las bibliotecas efectúa en relación con los recursos que tiene cada una de ellas. En este sentido, dijo que el primer reto fue establecer el esquema de metadatos para el registro de obras -en su primera versión-, el cual fue desarrollado para el catálogo colectivo y está conformado por un núcleo básico de 16 metadatos, de los cuales 5 de ellos son metadatos de control para la importación de registros. Y dentro de estos se tiene el formato del material, la etiqueta líder, el número de registro, la clave de la biblioteca u organización y la fecha de la última transacción del registro, los cuales sirven para registrar y validar la información dentro de un sistema automatizado.

“Y de estos últimos cinco metadatos, consideramos que el único obligatorio era el número de registro que identifica a cada biblioteca. Algo más con lo que notros nos enfrentamos fueron los metadatos descriptivos, y de aquí se consideraron 11, de los cuales 7 son obligatorios porque son los que están en el campo de control 008; es decir, los metadatos fijos como son: la fecha; el tipo de documento; el título; datos de producción; descripción física; temas; coautores y otros colaboradores: si existe, localización, acceso al formato digital, y acceso al registro catalográfico completo. Y en el caso del autor, consideramos que no era obligatorio, pues en consideración de los materiales antiguos muchos de estos documentos no tienen un autor o creador del contenido intelectual, y sólo es obligatorio asentar el autor, en caso de que exista”.

Después de explicar la función del esquema de metadatos, el ponente se adentró en la interfaz del catálogo para ir explicando con detalle algunas características de la visualización de este instrumento.

Luego, se dio paso a la presentación del ingeniero Alberto Castro Thompson, coordinador de Innovación y Estrategia Digital, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, quien habló del desarrollo tecnológico del catálogo, el cual hizo posible la visualización de todos los recursos de dicho instrumento, independientemente del número de registros que tuviera la plataforma, porque dijo que lo más importante es destacar la visibilidad institucional y saber quién tiene resguardada la información.

“Ese era el reto principal que teníamos que vencer, hacer que dicha interfaz o descubridor de información no sólo se remitiera a localizar la información, sino que ayude al usuario dentro de la navegación, mientras realiza alguna consulta, para que el sistema lo vaya guiando y presentando otros recursos en los cuales no había pensado en consultar”.

El ingeniero Castro Thompson añadió que la parte del diseño web tiene que ser simple, clara y contar con una arquitectura de la información, porque son parte de los elementos que tienen que ver con la visibilidad en el sitio web, pues son los elementos que al día de hoy se podrían identificar como necesarios para evitar la pérdida de información, o más aún, que el sistema no pudiera ayudar a recuperar la información.

Concluyó su intervención, al señalar que entre los retos y desafíos que se han detectado están los siguientes aspectos: promover la visibilidad institucional, individual y colectiva; normalizar las etiquetas; maximizar el tiempo de respuesta; fomentar el uso de los URL permanentes; ofrecer compatibilidad con gestores bibliográficos e integrar funcionalidades Web 2.0, entre otros.

En lo referente a los participantes de la mesa redonda titulada “Estrategias y acciones colaborativas bibliotecarias para optimizar el acceso a la información en apoyo a las acciones universitarias en pro del fortalecimiento de los ODS”, en primer término se presentó el ingeniero Fabio Andrés Pavas Martínez, director nacional de Bibliotecas de la Universidad Nacional de Colombia, quien señaló que el reto principal que han tenido las bibliotecas de su institución es ofrecer herramientas, recursos de información, instrucción y orientación sobre la gestión del conocimiento y aprendizaje dirigidos a fortalecer a las comunidades de profesores, estudiantes y las personas interesadas, y estar cerda de ellas.

“Otro reto que tuvimos fue establecer estrategias para poder vincular los diversos entornos de aprendizaje, tanto físicos como híbridos y virtuales, pero en nuestro caso, y por ser una institución de educación superior, también tuvimos que ofrecer el acceso a la información en general, especializada y científica. También se cubrieron aspectos educativos y de igualdad de género, entre otras cuestiones”.

De igual forma, indicó que se consolidaron redes de cooperación con las bibliotecas para que las personas pudieran tener acceso a toda esa información, y al mismo tiempo se desarrollaron programas de capacitación para que se pudieran aprovechar todos los recursos. Lo anterior en concordancia con la función transversal que tienen las bibliotecas con los ODS y las áreas estratégicas relacionadas con estos.

“Porque a las bibliotecas no sólo asisten con recursos, también participan en el desarrollo de proyectos, y en el caso particular del Proceso de Paz Colombiano, la biblioteca busca la promoción de la paz mediante el acervo histórico que poseen las bibliotecas, relativo al conflicto armado, para que la población conozca el proceso, y para que todos en su conjunto logren la reconstrucción del tejido social”.

En su momento, la directora de la Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, licenciada Gabriela Cuozzo, habló de las estrategias colaborativas y las iniciativas que se han realizado en torno al cumplimiento de los ODS, y que, a partir de un análisis que realizaron para poder detectar las áreas en las que podían colaborar, se identificaron las siguientes: la educación de calidad; la igualdad de género; la industria; la innovación e infraestructura; las ciudades y comunidades sostenibles; la acción por el clima y las alianzas para lograr los ODS.

Luego, la especialista procedió a describir cada una de las actividades, dentro de las cuales destacó: la promoción de la lectura, la difusión de los espacios y los servicios bibliotecarios, promovidos a través de muestras bibliográficas, visitas guiadas, actividades culturales y proyectos interinstitucionales. De igual forma, señaló que la biblioteca decidió incorporar el tema de la igualdad de género dentro de la planificación estratégica, con la finalidad de concientizar a su comunidad sobre los derechos de la niñez, a través del proyecto “Disidencia, género y diversidad”.

Dijo que una estrategia más, consistió en dirigir recursos económicos para que las instalaciones fueran más amigables con el medio ambiente, a través de acciones como: el uso de Intranet y Google Drive, para poder compartir documentos y archivos; también, el reemplazo de luminarias existentes por tecnología LED, entre otras acciones.

“Algo que se consideró como muy importante fue la colaboración con instituciones y organismos afines, que han llevado a cabo una política de cooperación a nivel local, regional y nacional”.

Por su parte, la maestra Macarena Lucas Olegaria, de la Unidad del Campus y Medio Ambiente de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), se refirió a la proyección de las políticas en los ODS para poder integrar todas las líneas de acción en las que han trabajo; por ejemplo, a nivel estructural para que las instituciones puedan dar accesibilidad a cualquier tipo de personas con diversidad funcional y para que todos los accesos de su institución sean adaptados con rampas y ascensores. Y en lo que se refiere al aspecto de la sostenibilidad. se tiene proyectado colocar paneles solares y luces LED de bajo consumo.

La ponente añadió que otra acción -que forma parte del Plan de Actuación de la UCM en relación con los ODS de la Agenda 2030- está dirigida a la organización de talleres regionales de sensibilización dirigidos a los profesionales bibliotecarios. Y en el caso particular de la Unidad del Campus y Medio Ambiente se llevan a cabo campañas de sensibilización para que las personas vayan avanzando en el logro de los objetivos, aunado a una nueva iniciativa consistente en la instalación de tres salas de aprendizaje multicanal, con acceso inalámbrico, para llevar a cabo sesiones formativas sobre el proyecto “Generación Clima”, concluyó.

En su oportunidad, la directora general de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI), doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, mencionó que en esa dependencia se han identificado diversas áreas donde se está contribuyendo a los ODS, vinculados o relacionados fundamentalmente con el tema del acceso a la información, establecido en el ODS 16 Paz, justicia e instituciones sólidas, específicamente en la Meta 16.10 Garantizar el acceso público a la información, que a su vez se vincula con otros objetivos que ayudan a reducir las brechas, como el relacionado con la tecnología de la información, la comunicación y el Internet.

En este sentido, especificó que el Sistema Bibliotecario y de Información de la UNAM (SIBIUNAM), ha contribuido de forma muy activa, y sobre todo durante la pandemia: a dar acceso a variados recursos de información en distintos formatos; a ofrecer recursos digitales en acceso abierto e Internet para todo público; a la formación de los usuarios; a la impartición de cursos y talleres sobre habilidades informativas y digitales; al desarrollo de actividades para promover el gusto por la lectura, entre otras actividades.

“Por ejemplo, la Biblioteca Central de la UNAM incorporó un servicio denominado Bibliotutor, el cual atendió de manera sincrónica y asincrónica todos los requerimientos de los usuarios, porque en ese momento la mayoría de las personas estaban acostumbradas a utilizar la colección impresa. Para ello, se aprovecharon las redes sociales con el fin de establecer un vínculo estrecho con la comunidad, y además se les ofreció un conjunto de acervos que resguardan las bibliotecas, el cual asciende a un número considerable, tanto de forma impresa como en otros formatos”.

La doctora Ramírez Leyva añadió que la DGBSDI forma parte del Repositorio Institucional de la UNAM, en el cual se contribuye con tesis digitalizadas, libros, artículos y capítulos de libros, entre otros recursos, esto independientemente de los recursos contenidos en la Biblioteca Central. De igual forma, dijo que se desarrolló un nuevo recurso denominado ImagoUNAM, -se trata de un nuevo catálogo que contiene imágenes fijas-, y una aplicación móvil llamada “Bibliotecas UNAM”, desarrollada con software libre, la cual busca difundir y facilitar el uso y la consulta de las bibliotecas del SIBIUNAM; ambos recursos fueron diseñados para facilitar el acceso a la información y los recursos tecnológicos.

En esta suma de esfuerzos, también indicó que durante la pandemia se impulsó el Programa de Conectividad Móvil PC-Puma, dirigido a poner al alcance de la comunidad universitaria equipo de cómputo y conectividad inalámbrica a domicilio y a través de las bibliotecas, escuelas y facultades. De igual forma, habló sobre otras acciones que han contribuido con los ODS.

Por último, en este V Foro también fueron expuestos otros temas que se suman a una diversidad de iniciativas y acciones que están llevando a cabo los sectores bibliotecarios, las asociaciones e instituciones educativas y de investigación del campo bibliotecológico y de la información para contribuir a los 17 ODS de la Agenda 2030, de las cuales en su mayoría coincidieron en fomentar la vinculación y las alianzas entre las diversas entidades para instrumentar y efectuar estrategias colaborativas en pro del logro y fortalecimiento de las metas de dichos objetivos.

Reseña informativa: Ma. del Rosario Rodríguez León